viernes, 22 de enero de 2010

RASGOS DE UN BUEN APRENDIZAJE

Por: BRICIA ANDREA ROJAS DOMINGUEZ.

En la vida del ser humano existen momentos cotidianos de aprendizaje que no necesariamente requieren de una enseñanza, esto es gracias a la convivencia social y relaciones humanas, que de manera organizada juegan con diferentes roles en los que el individuo tiene que aprender constantemente de la práctica y convivencia con sus semejantes, en ese ambiente intervienen distintos contextos que van acordes a la época y desarrollo cultural, que de manera implícita interviene para establecer los niveles de aprendizaje requeridos. Dentro de mi práctica profesional puedo decir que efectivamente se observa que este tipo de aprendizaje interviene en los jóvenes adolescentes, que están cada vez más inmersos en la tecnología, en la moda, en el consumismo que desafortunadamente han usado de forma descontrolada a tal grado que influye en su aprendizaje y en su conducta.

Existe también el aprendizaje explícito que se logra con la planeación de estrategias de enseñanza para lograr adquirir conocimientos y habilidades que permiten un mayor avance en el desarrollo del ser humano. Actualmente este tipo de enseñanza se da de dos formas: una por medio de guías, manuales e instructivos que de manera metódica, describe las actividades de aprendizaje. La otra es a través de profesores que toman un rol de transferencia de conocimientos en los que se crean ambientes de práctica acordes a los propósitos de enseñanza, pero en la realidad, éste proceso es difícil de lograr, ya que existe una deficiencia en la ejecución pertinente y relevante en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

La lectura de Pozo nos maneja tres rasgos para un buen aprendizaje: un cambio duradero, que sea transferible a nuevas situaciones y que sea consecuencia directa de la práctica.

El primero se refiere a la reestructuración del conocimiento y cambio de conducta que el aprendiz debe de hacer al momento de asimilar el conocimiento, de tal forma que logre integrar y relacionar organizadamente, para que sea duradero.

El segundo, se logra cuando se utiliza el aprendizaje significativo, es decir, que se logra transferir esos nuevos conocimientos y habilidades a situaciones diferentes, más difíciles que permiten la solución de situaciones que demanda una sociedad globalizada.

El último rasgo es de vital importancia porque para lograr un buen aprendizaje se necesita llevar a la práctica los conocimientos adquiridos, donde se desarrollan las diferentes habilidades y destrezas, además de que permite dar la experiencia al aprendiz, al sentirse en un ambiente más pertinente, relevante de su realidad.

El hecho de lograr que el aprendizaje sea a través de la práctica, no significa que tenga que ser un método repetitivo, secuencial, de tal forma que se vuelva un proceso mecánico, donde el aprendiz, solo vea la forma de desarrollar un método práctico. Si no que se debe de buscar una práctica reflexiva, donde se logre comprender el cómo, el porqué y para qué del aprendizaje, mediante ensayos de prueba y error. Pero sobre todo que se busque la solución a problemas.

En mi opinión, pienso que para lograr un buen proceso enseñanza-aprendizaje en esta nueva cultura, el docente debe de tener bien en claro la diferencia que marca su nueva función; la diferencia entre Instruir y Educar. La primera referida a dar los conocimientos conceptuales y procedimentales (basados en la práctica). La segunda, referida a instruir, pero también a formar para la vida, es decir lograr aprendizajes con valores y actitudes.


Para lo cual, hago cita de ALAIN MICHEL. LA EDUCACIÓN EN EL SIGLO XXI, 1996. Que decía:

"LA EDUCACIÓN DEBE FORMAR CIUDADANOS

ACTIVOS, CAPACES DE DOMINAR EL PROGRESO

TECNOLÓGICO, PARA DARLE SENTIDO A LA

VIDA INTELECTUAL Y COLECTIVA,

PARA RESPETAR EL EQUILIBRIO DEL

PLANETA, HACER REINAR LA PAZ, REDUCIR LA

VIOLENCIA Y FORMAR UN VERDADERO PROYECTO

DE SOCIEDAD"

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