jueves, 21 de enero de 2010

Los rasgos de un buen aprendizaje...


Por :

Martha Alicia Cázares Morán


¿Aprendizaje sin enseñanza?

El aprendizaje sin enseñanza es posible debido a que sus procesos están activos desde el momento mismo en que nacemos (no se le enseña a un recién nacido cómo ha de llevarse el pecho materno o el biberón a la boca, tampoco se le enseña que a través del llanto, manifieste una necesidad); el autor identifica dos tipos de aprendizaje: el implícito o incidental y el explícito. El implícito es aquel en el que no existe una intención deliberada de aprender algo, podría considerarse que en ocasiones es de carácter intuitivo, ya que no se tiene conciencia de que se está aprendiendo: volviendo al caso de los niños pequeños… cuando se les reúne en grupo, exploran el lugar, delimitan su área de juego, se apropian de los juguetes que les placen, experimentan, y sólo hasta entonces, entre ellos asignan los roles que han de desempeñar en su convivencia, y dan comienzo a su proceso de socialización; si alguno se muestra huraño o rijoso, es muy probable que el resto del grupo lo aisle. Nadie les dijo qué hacer, ni cómo hacerlo, no están aprendiendo de manera deliberada, se conducen de manera intuitiva, asociando sus propias reacciones a las acciones ejercidas y a las que posteriormente ejecutarán.

El aprendizaje explícito tiene una estructura más compleja y requiere más esfuerzo que el anterior. Requiere de una intención deliberada por aprender algo (por ej., a manejar un auto, otro idioma, cursar una carrera, o sobre una nueva cultura, etc.), y se puede dar a través de vínculos formales como la escuela en la que se precisa de un profesor, o bien en otros contextos en los cuales no necesariamente se requiere de la presencia del docente, tales como: cuando alguien es autodidacta, en la lectura de algún manual de instrucciones, recetarios, audiolibros, el internet, etc.

¿Enseñanza sin aprendizaje?

En el tema que analizamos la clase pasada referido a las teorías del aprendizaje, al final de la reflexión se dijo que ninguno de los tres enfoques que en ellas se plantean, son la solución única a los problemas de enseñanza-aprendizaje con que nos enfrentamos en nuestra labor docente, pero que el conocer esos fudamentos teóricos, la percepción de otros y aún nuestra propia experiencia, nos permitiría orientar nuestros esfuerzos para allegarnos o generar las estrategias de aprendizaje que mejor habrían de apoyar nuestra tarea. ¿Por qué retomar esa idea en este párrafo? Porque en la lectura de la antología de referencia, el autor señala que "la enseñanza sin aprendizaje se ha convertido en una triste experiencia cotidiana para maestros y aprendices, que han compartido muchas horas de incomprensión mutua"; el maestro enseñando cosas que los estudiantes no están dispuestos a aprender, pareciera que ambos se expresan en diferentes idiomas o que están en un canal distinto. El autor (Juan Ignacio Pozo) señala que "si adecuamos las actividades de enseñanza a las formas de aprendizaje de los aprendices y a las condiciones reales en que van a llevarlas a cabo", es más probable que nuestras posibilidades en el proceso de enseñanza-aprendizaje sean exitosas.

Los rasgos que definen un buen aprendizaje.-

Si se quiere lograr mejores aprendizajes, ya sea como maestro o como estudiante, los rasgos que se describen a continuación, son los que se deberían mejorar:

a) Un cambio duradero.- Partiendo de la idea común de que aprender implica cambiar los conocimientos y las conductas previas, se diría entonces que aprender implica desaprender; si, modificar lo que ya se había asimilado con anterioridad, suprimiendo ideas preconcebidas que se fueron adquiriendo de manera implícita o explícita. Los cambios pueden darse por sustitución (acumulativos y reversibles; ej., al aprender un nuevo idioma, si se deja de practicar, al paso del tiempo se olvidará mucho de lo aprendido) o de reorganización (evolutivos e irreversibles, más generales que locales, más profundos, más duraderos y estables; ej., pautas de adecuación de la conducta a un medio determinado). Un aspecto importante que el autor señala es el de la evaluación o verificación de los aprendizajes producidos y aquí me gustaría incorporar un elemento que se emplea en administración: la mejora continua a través del denominado "Ciclo de Deming" PHVA (Planear, Hacer, Verificar, Actuar). Ya hablamos de qué es lo que se va a aprender, vimos también cómo se va a llevar a cabo ese aprendizaje, ahora corresponde verificar/evaluar el grado en que se han alcanzado los objetivos fijados y sería responsabilidad tanto de los maestros como de los estudiantes, establecer sus mecanismos en el contexto instruccional en que el aprendizaje se produce; expone Juan ignacio Pozo que debido a que la evaluación se hace generalmente al final del proceso, resulta difícil medir si en su transcurso hay un cambio y sugiere entonces que los controles deberían ser continuos; desde luego, si se va verificando en el corto plazo, se puede con mayor facilidad tomar acciones que corrijan el rumbo (si es que se ha desviado) hacia los objetivos fijados (verificar la transferencia de lo aprendido a nuevas situaciones y el grado y naturaleza de los cambios).

b) Lo que se aprende debe poder utilizarse en otras situaciones.- Dentro del tema de la nueva cultura del aprendizaje se dijo que el conocimiento es ahora más diverso y complejo, por tal motivo, cobra relevancia el hecho de que lo aprendido pueda ser transferido a las -cada vez más impredecibles- situaciones que se van presentando en la sociedad de la información. En este apartado, identificamos dos tipos de aprendizaje: el asociativo o repetitivo y el productivo; en el primero de ellos el individuo se limita a repetir mecánicamente lo aprendido en una situación determinada; sin embargo, basta con que uno de los elementos situacionales cambie y le será difícil al sujeto recuperar lo que aprendió; caso contrario ocurre con el segundo de ellos, en el cual se comprende lo aprendido y como consecuencia, ante cualquier circunstancia en que se requiera de lo aprendido, el sujeto reestructurará su conocimiento para transferirlo a lo que se le presenta.

c) La práctica debe adecuarse a lo que se tiene que aprender.- Una consecuencia directa de la práctica es el aprendizaje, lo que nos llevaría entonces a que la práctica debería adecuarse a los objetivos del aprendizaje (creo pertinente en este punto retomar el ciclo PHVA). Si la práctica es de índole repetitiva (como lo veíamos en el punto anterior), el aprendizaje será más limitado, más pobre; en cambio si la práctica es reflexiva, le permite al individuo asimilar lo que hace, aprender de sus errores, reorganizar el conocimiento e idear nuevas alternativas de solución; aunque desde luego, este proceso implica una relativa lentitud, por otro lado, mejora las posibilidades de que el aprendizaje se realice de mejor manera.

Me parece muy interesante un concepto que el autor menciona en su libro, en la página 84: "No hay recursos didácticos buenos y malos, sino adecuados o inadecuados a los fines perseguidos y a los procesos de aprendizaje mediante los que se pueden obtener esos fines"; ¿Por qué mi interés de transcribir esas líneas?, porque ante la complejidad de las exigencias en nuestra labor diaria, perdidos en el maremágnum de tareas inherentes a nuestra función docente, de pronto dejamos de lado el que -como individuos- somos todos diferentes y ponemos a nuestros estudiantes en el mismo lado de la balanza, desconociendo, cuando no olvidando, que existen recursos que podemos adaptar a unos y a otros para facilitarnos mutuamente los roles que nos toca desempeñar a ambos actores.

Finalmente, se identifica al aprendizaje como un sistema complejo, compuesto por tres subsistemas básicos que interactúan entre sí y a partir de los cuales puede analizarse cualquier situación de aprendizaje: los resultados del aprendizaje (lo que se aprende), los procesos (cómo se aprende) y las condiciones prácticas (en qué se aprende). (Pozo, J; pp. 84).

Bibliografia:

Pozo J. (2006). Aprendices y Maestros. Editorial Morata. España.

2 comentarios:

Bermúdez dijo...

Hola Alicia

Muy completo el artículo. Este proceso del buen aprendizaje desde luego es la pretensión del constructivismo, de hecho cada aspectos, como el de aprendizaje duradero, es la explicación constructiva y de significatividad que mencionan varios autores en torno a lograr cambiar los aprendizajes, tarea que preocupa a muchos. Es interesante esa vinculación que haces con el ciclo de Deming pues hay coincidencias en pretensiones del proceso evaluativo y constructivo en general.

Gracias por compartir

Saludos

Unknown dijo...

Hola el aprendizaje duradero es el primer rasgo que abarca el constructivismo? Y los otros razgos con que característica predomina el asociacionismo o cual?