lunes, 18 de enero de 2010

La nueva cultura del aprendizaje

Por:
Martha Alicia Cázares Morán
La clase pasada, tuvimos un acercamiento muy interesante con el concepto que hoy se denomina "Nueva cultura del aprendizaje"; fue muy enriquecedor darme cuenta de cómo se han ido interiorizando los expertos en la materia con las dificultades que el aprendizaje trae consigo.

Tradicionalmente, hemos estado inmersos en una cultura de reproducción del conocimiento; generación tras generación, en la mayoria de los ámbitos escolares –públicos y privados-, no se le ha dado cabida a la –relativamente- nueva cultura del aprendizaje, ya sea por desconocimiento de los educadores o por la falta de una política educativa que la considere un elemento primordial en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Tanto como elemento de una sociedad y como individuo, al ser parte de una cultura de reproducción del conocimiento se corren muchos riesgos, primero, entre ellos, me atrevería a destacar el de "repetir los mismos errores", por ejemplo, hasta hace no mucho, seguíamos creyendo que conformabamos el sistema solar un total de nueve planetas; yendo a un ámbito propio de lo que hoy estudiamos en nuestra maestría, hace un par de meses, me resultó sorpresivo escuchar a un conocido, mencionando que en el colegio particular en el cual finalizó hace seis años la enseñanza secundaria, sus maestros utilizaban el sistema del que "el que menos sabe, se sienta hasta atrás en el salón, los estudiantes más brillantes, se ubican al frente del aula" y la mayoría de los contenidos en las asignaturas tenían que ser recitados de memoria por los muchachos; sorprendente, ¡Hace sólo seis años!

¿De qué manera entonces, esas generaciones de jóvenes y otras más, hacen suyo el conocimiento y aprenden a construir su propia verdad, para formar parte activa de la sociedad a la que pertenecen?

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A partir del "boom" tecnológico que significó la popularización del internet en el mundo, la información se descentralizó, diversificó, aceleró, masificó, pero en contraparte, el conocimiento se volvió relativo, generando por lo tanto, la necesidad de un aprendizaje de mayor calidad y cantidad; ha sido tal la demanda que el conocimiento ha llegado –y continúa haciéndolo- a niveles de especialización que antaño no era posible imaginar siquiera. Algunos autores señalan que la especialización ha sido tal, que ha generado aislamiento del conocimiento entre las comunidades científicas y/o los estudiosos de las áreas que se traten. Como se señala en el primer capítulo de la antología utilizada en este curso, pp. 37 "…la distancia entre lo que deberíamos aprender y lo que finalmente conseguimos aprender es cada vez mayor".

Este último párrafo y el mercado laboral cambiante, nos remite invariablemente a la necesidad manifiesta de una formación permanente y/o el reciclaje profesional. El aprendizaje no cesa. Las grandes masas de población se mueven y sus elementos intercambian roles, unas veces desempeñándose como aprendices, otras como maestros, aprendiendo y enseñando cosas diferentes. Hablamos entonces de la "sociedad del aprendizaje". Por ejemplo, nosotros que cursamos esta maestría, durante nuestra convivencia en el aula y desarrollando nuestras tareas, somos aprendices, familiarizándonos con contenidos que eran ajenos –en cierta forma- a nuestra formación profesional; una vez que volvemos a nuestros ámbitos laborales, retomamos el papel de maestros en las áreas que nos han sido designadas de acuerdo con nuestro perfil; no dudo que algunos de nosotros, incluso, estemos tomando algún curso, diplomado, taller o asistiendo a un seminario en asignaturas que habrán de complementar o mejorar nuestro ejercicio profesional o docente, o nuestro papel como individuo o padres de familia.

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Dentro de esta sociedad que describimos, se habla también que la diversidad y complejidad del aprendizaje plantea la necesidad de "aprender a aprender"; es decir, que como lo que ha de aprenderse es cambiante y con fines diversos, obliga a maestros y aprendices a adoptar estrategias diferentes, acordes a la heterogeneidad del conocimiento; las herramientas homogéneas que funcionaban con los procesos de reproducción mecánica, no son útiles dentro de la sociedad que nos ocupa, la cual demanda diversificación de formas de aprender.

La sociedad de la información.-

Hemos hablado ya de una sociedad del aprendizaje, sin embargo, no podemos devincularla de la información, de la forma en cómo ésta se ha masificado, vuelto cambiante, descentralizada, de cómo se conserva y desde luego de cómo se difunde.

Atrás han quedado, o se supone que así debería ser, los tiempos en que la información estaba en manos de unos cuantos privilegiados (nobles, aristócratas, iglesia, ricos, entre otros), se escuchaba de manera recurrente aquello de "la información es poder".

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Se han abierto nuevas formas de almacenamiento de la información en bases de datos mundiales a través de bibliotecas virtuales, servidores de diversos medios de comunicación, entre un sinfín más, mismas a las que se puede accesar de través de internet en prácticamente casi todo el mundo. El fenómeno es tal, que no sólo los medios de comunicación masiva (radio, televisión, prensa, etc), se han preocupado por abrir sus propios sitios web para difundir la información, existen ahora y se abren más cada día, redes sociales que sirven como medio de difusión de la información y que se han tornado una referencia obligada al citarlas como fuentes "confiables" de lo que ocurre en el mundo, las leyes en diversos países obligan a los gobiernos a publicar la información de su operatividad; nos percatamos ahora que, tanto individuos en lo personal como empresas, grupos múltiples, asociaciones diversas, gobiernos, en fin, pareciera que "todo el mundo" tienen o tenemos una página web, un blog o un espacio con denominación "x" que lo identifica y le da una "personalidad" ante los demás; no podemos dejar de citar el caso de las recientes elecciones para presidente en los Estados Unidos de Norteamérica, donde la información a través del internet jugó un papel decisivo en los resultados que se obtuvieron.

El educador no es más el sabelotodo, tiene rivales más fuertes en el saber, los aprendices tienen acceso al cine, a la televisión –libre, por cable o vía satélite-, al internet, entre otros; en los programas educativos, la más de las veces no se considera a estos como herramientas de aprendizaje útiles y atractivas para la tarea del docente. Un elemento desfavorable en el flujo de información al que se tiene acceso, es que el individuo no la adecua a las necesidades reales que tiene, lo que conlleva un cierto grado de inoperancia para analizar y procesar todo lo que le llega de golpe y darle un significado a esa información con respecto a lo que requiere para su(s) objetivo(s). Se corre el riesgo de retroceder a la cultura de la reproducción de la información.

La sociedad del conocimiento.-

En la primera parte de este documento y en atención a la masificación de la información, se dijo que el conocimiento se volvió relativo. Dado que prácticamente cualquier área del conocimiento se encuentra en investigación y evolución constante y que los resultados que se van obteniendo se publican con celeridad, se ha convertido en una serie de interpretaciones y sistemas en cambio constante; lo que antes se denominaba "una máxima del conocimiento", "verdad irrevocable", "dogma", a la luz de los acontecimientos recientes, han emigrado a las categorías de objetos de estudio, incertidumbres, campos no determinados del conocimiento o de investigación en cualquiera de sus variables.

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Hay una pérdida de certidumbre, lo que conlleva o debería conllevar entonces a una cultura de enseñanza-aprendizaje sin temor al intercambio de roles, que sea dinámica, de reflexión, comprensión y análisis, que pueda permitir al individuo el convertirse en un sujeto propositivo y/o agente de cambio y divulgación de nuevas formas de pensar, construir, modificar, enriquecer su entorno.




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