viernes, 22 de enero de 2010

Los rasgos de un buen aprendizaje.

Por: JUDITH SOLÓRZANO JOVE

¿Aprendizaje sin enseñanza?

Se tiene la idea que solo se aprende en la escuela, y nos olvidamos que a diario estamos aprendiendo y esto es posible sin la enseñanza de un maestro pues es una actividad usual en nuestras vidas donde constantemente estamos aprendiendo e incluso sin conciencia de estarlo haciendo, ya que estos procesos están activos desde que nacemos. Pozo (2006). Nos menciona dos tipos de aprendizaje:

Aprendizaje implícito: no requiere de un propósito deliberado para prender y tampoco de una conciencia de lo que se está aprendiendo, se utiliza en diversos contextos y es de manera deliberada ejemplo de este tenemos al bebé que para tener lo que quiere hace uso del llorar y aprende que de esta manera puede lograr lo que él necesita como este son varios ejemplos que los tenemos durante el desarrollo de nuestra vida de tal manera que se dice que es un aprendizaje que tenemos implícito sin darnos cuenta y que a la postre podremos utilizarlos.

Aprendizaje explícito: es producto de una actividad deliberada y consciente, en la cual se requiere de la intención para hacerlo como el aprender un deporte, el manejar algún aparato mecánico que necesite, en este se requiere de más esfuerzo que en el implícito y por su puesto de un aprendizaje con instrucción manual o de alguna persona.

¿Enseñanza sin aprendizaje?

Constantemente en nuestra práctica docente nos encontramos después de enseñar en la clase con que el alumno no aprende y al igual ellos les ha tocado ver como se les enseñan cosas que ellos no están en disposición de aprender; son muchos los factores que intervienen para que no se de este proceso de enseñanza aprendizaje pero es importante buscar el punto de equilibrio entre ambos organizando y diseñando estrategias y actividades de acuerdo a las necesidades de los alumnos y por su puesto contemplando los contenidos y como aprenden ellos.

Los rasgos que definen un buen aprendizaje

Pozo (2006) nos señala que existen rasgos que debemos considerar para lograr mejores aprendizajes:

a) Un cambio duradero: para que se pueda dar este implica cambiar los conocimientos y conductas anteriores o sea reestructurar los conocimientos reflexionando sobre ellos para conseguir el cambio conceptual en los aprendices, pero todo aprendizaje debe ser evaluado para ver el nivel que se ha alcanzado o logrado. Es aquí donde los docentes creemos que solo el examen nos va ayudar a medir lo aprendido cuando también existen otras maneras de verificar la evaluación del aprendizaje como lo es a través de la observación en todo momento evaluaciones practicas a cada momento en fin, buscar estrategias de evolución que nos ayuden a verificar el nivel de aprendizaje.

b) Lo que se aprende debe poder utilizarse en otras situaciones: Nos habla primeramente del aprendizaje asociativo o repetitivo donde el alumno se dedica a completar ejercicios y repetir mecánicamente lo aprendido se vuelve limitado y cuando se le presenta una situación diferente o algún elemento cambia es difícil para el aplicar lo aprendido es decir no hay transferencia de lo aprendido, en el segundo el aprendizaje constructivo o productivo que permite dar significado a lo aprendido a través de la construcción de una estructura y en el momento que se le presenta una situación el reestructura su conocimiento para hacer la transferencia.

c) La práctica debe de adecuarse a lo que se tiene que aprender: Es el tipo de práctica y no la cantidad la que identifica el aprendizaje, si nosotros continuamos realizando prácticas repetitivas los aprendizajes serán más pobres y limitados que una práctica reflexiva de ahí la importancia de comprender el conocimiento o lo aprendido de tal manera que el alumno cuando pueda por si solo organizar y reestructurar y transferir lo aprendido.

Ahora bien, a los docentes nos toca encontrar este punto de equilibrio entre las necesidades de los alumnos los contenidos y lo que esperamos lograr pero buscando la manera de lograr verdaderos aprendizajes a través de la reflexión, comprensión y reestructuración de los conocimientos previos y los nuevos de tal manera que ellos solos en cualquier momento puedan hacer transferencia de conocimientos logrando un cambio duradero y generalizable.

Pozo J. (2006). Aprendices y Maestros. Editorial Morata. España.

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