viernes, 19 de febrero de 2010

Yolanda 1

 La nueva cultura del aprendizaje 
 

Cada vez es más la demanda que nos exige nuevos conocimientos, saberes y destrezas ante una sociedad con cambios acelerados. Como señala Baddeley, las distintas especies que habitan nuestro planeta disponen de dos mecanismos complementarios para resolver el perentorio problema de adaptación, uno es la programación genética que incluye respuestas especializadas ente estímulos y ambientes determinados y el otro mecanismo adaptativo es el aprendizaje, el cual tiene la posibilidad de modificar o moldear las pautas de conducta ante los cambios que se producen en el ambiente.

Uno de los procesos de la psicología humana más difíciles de simular en los sistemas de inteligencia artificial es la capacidad de aprendizaje, ya que aprender es una propiedad adaptativa inherente a los organismos, no a los sistemas mecánicos.

La función fundamental del aprendizaje humano es interiorizar o incorporar la cultura, para así formar parte de ella, de esta forma el aprendizaje de la cultura acaba por conducir a una cultura del aprendizaje determinada.

La forma en que aprendemos, no son sólo producto de una preparación genética especialmente eficaz, sino también, de nuestra capacidad de aprendizaje. 

Una forma más sutil de interiorizar la cultura del aprendizaje, es repensarla en vez de repetirla, desmontarla pieza a  pieza para volver a construirla. 

La historia del aprendizaje se remonta a los orígenes de nuestra especie; sin embargo, el aprendizaje como actividad socialmente organizada es más reciente. La aparición de las primeras culturas urbanas, tras los asentamientos neolíticos en el delta del Tigres y el éufrates, genera nuevas formas de organización social que requieren un registro detallado, naciendo asó el primer sistema de escritura conocido.

La función del aprendizaje era meramente reproductiva, la escritura comentó  a ser desde entonces, "la memoria de la humanidad". Pero cuando su instrucción se extiende más allá del reducido grupo de aprendices de escribas, como parte sustancial de la formación cultural, la enseñanza de la lectura y escritura no sirve a su vez sino para acceder a nueva información que debe ser memorizada.

La escritura en vez de liberar a la humanidad de la esclavitud de la memoria de lo inmediato, sirvió para sobrecargarla aún más. 

Técnicas como la de asociar cada elemento de información aun lugar conocido, o la formación de imágenes mentales, siguen siendo utilizadas hoy en día para memorizar material sin significado, que debe repetirse literalmente. 

En la academia de Platón se recurría al método socrático, basado en los diálogos y dirigido más a la persuasión que a la mera repetición de lo aprendido. 

La Edad Media es también una época oscura. De no ser la apropiación de todas las formas del saber por parte de la iglesia hace que el aprendizaje de la lectura y la escritura se vea reducida, limitándose a aquellas obras legitimadas por la autoridad eclesiástica. Conocimiento religioso aprobado por la iglesia.

La descentralización del conocimiento comienza con Copérnico, sigue con Darwin y se completa con Einstein.  Este proceso en general se completa con la relativización progresiva de nuestros modos de pensar que del renacimiento hasta hoy no sólo se multiplican, sino que también se dividen.

En la Nueva cultura del aprendizaje ya no se trata tanto de adquirir conocimientos verdaderos absolutos, ya dados, que quedan pocos, cuanto a relativizar e integrar esos saberes divididos. Por lo que tendremos que aprender a construir nuestras propias verdades relativas, que nos permitan tomar parte activa en la sociedad y en la cultura.  

Esta sociedad del aprendizaje continuado, de la explosión informativa y del conocimiento relativo genera demandas de aprendizaje que superan al pasado, éstas desbordarán con creces las capacidades y recursos de los aprendices. 

Cambios notables en las propias demandas de aprendizaje generadas por lo s contextos educativos. Además de prolongarse la educación obligatoria, se está extendiendo todo el ciclo formativo.

La necesidad de una formación permanente y un reciclaje profesional alcanza a casi todos los ámbitos laborales, junto al ritmo acelerado de la tecnología que nos obliga a adquirir continuamente nuevos conocimientos. 

Estamos en la sociedad del aprendizaje, todos somos aprendices y maestros.

Actualmente lo que determina la riqueza de una nación es su capacidad de aprendizaje. 

Otro rasgo de las sociedades del aprendizaje es la multiplicación de los contextos de aprendizaje y sus metas, la necesidad de aprender muchas cosas diferentes. A pesar de que las teorías intentan reducir todo el aprendizaje a unos pocos principios, la sociedad requiere una concepción múltiple, compleja e integradora. 

De igual manera estamos en la sociedad de la información, somos auténticos informívoros, necesitamos información para sobrevivir, no solo para predecir sino también controlar los acontecimientos de nuestro entorno.

En la cultura del zapping informativo, una cultura hecha de retazos de conocimiento, un collage que es necesario recomponer para obtener un significado, se necesitan no sólo esas estrategias para buscar, seleccionar y reelabora la información, sino también conocimientos con que relacionar y dar significado a esa información.  

El siglo XX nos ha traído una ciencia más incierta, atraída por el caos. Las ciencias, incluso las más exactas, se han llenado también de incertidumbre. Nos ha traído una ruptura con las formas canónicas de la narración, basada en otra descentración.  Conocer no es reflejar la realidad, es elaborar modelos que se parezcan lo más posible a lo que sabemos de esa realidad.

La pérdida de la certidumbre, la descentración del conocimiento, alcanza a casi todos los órdenes de nuestra cultura.

En nuestra cultura, el aprendizaje debería estar dirigido no tanto a reproducir o repetir saberes  que sabemos parciales, sin ponerlos siquiera en duda, como a interpretar su parcialidad, a comprender y dar sentido a ese conocimiento, dudando de él.  

Tanto en el ámbito educativo, como de las teorías del aprendizaje, se defiende en la actualidad la concepción constructivista como la forma más compleja de entender el aprendizaje y la instrucción y la mejor forma de promoverlo.  
 
 

Por: Q.F.B. Yolanda Guadalupe Santibañez Mondragón

 

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